Fawkes llevó la lucha por el catolicismo hasta el máximo extremo.

Su lucha activa alcanzó su máxima exposición al convertirse en el brazo ejecutivo de la Conspiración de la Pólvora. Esta conspiración fue un complot complejo que se organizó a lo largo de dos años. El objetivo era eliminar al rey Jacobo I junto a la mayor parte de la aristocracia protestante
En verano de 1605, el grupo de conspiradores ascendía al número de 13, y el plan era claro. Alquilaron un local bajo el Parlamento, donde poco a poco fueron llevando pólvora.
La idea era volar el parlamento por los aires con todos aquellos que permitían la represión de los católicos.
Pocos días antes un chivatazo hizo levantar las sospechas. Al principio hubo bastante escepticismo sobre la veracidad del aviso, pero se llevó a cabo el registro del Parlamento y todos los locales cercanos, encontrando a Guy Fawkes mientras ultimaba los preparativos del atentado.
Consiguieron que Fawkes confesara los nombres del resto de conspiradores, siendo todos ejecutados frente al parlamento, por traición. Todos fueron torturados antes de asesinarlos.

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